santa brigidaLa "Mística del Norte", "portavoz de Dios": con esta y otras expresiones la estupenda figura de Brígida de Suecia (1303-1373) atrae la atención.Una personalidad singular y vigorosa por la vehemencia y la actualidad del mensaje de paz; el hecho de pertenecer a la familia real no le impidió alcanzar la cima de la más alta santidad, que se expresa principalmente en las Revelaciones que la hicieron famosa y que, para comprender, se necesita leer y considerar el aspecto de su vida “incesantemente entregada a Dios, en el estudio de la Biblia, en la oración y la meditación, en ascesis y penitencia”.

Mujer culta y con dones de sentido práctico, esposa y madre de ocho hijos, peregrina humilde, desenvuelta, consejera de los grandes soberanos de su tiempo, funda la Orden dedicada al Santísimo Salvador. Vemos a la Santa sueca plenamente involucrada en los eventos que seis siglos después verán sus herederas espirituales “puente de unión entre Roma y la noble Suecia, entre la Iglesia católica y las Iglesias luteranas del Norte de Europa”, como bien afirmaba en síntesis Pablo VI.

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El 7 de octubre de 1391 Bonifacio IX promulgó la bula de canonización, en la que declaraba a Santa Brígida digna de veneración en toda la Iglesia “para la gloria de la verdadera fe, la solución del cisma de la Iglesia y la unidad de la fe y de la Iglesia”. Es una Santa ciertamente de la dimensión europea que desde Octubre de 1999, con la Beata Teresa Benedicta de la Cruz y Santa Catalina de Siena, es compatrona de Europa, la cual tiene un patrimonio común de tradición, fe y historia, incluso en la pluralidad de los eventos históricos. La Santa sueca trabajó activamente por la unidad de los cristianos y su dimensión europea es reconocida por ambas partes, católica y luterana.