El primer monasterio de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida fue fundado en 1369, cuando llegaron de Roma delegados especiales enviados por Brígida con la tarea de iniciar las obras de transformación, en un monasterio, del castillo real de Vadstena (Suecia), donado a la Santa en 1346 por el rey Magnus Eriksson. En los años 1375-1380, Catalina, hija de Brígida y primera abadesa del monasterio, colocó las bases jurídicas necesarias de la nueva Orden en Roma. La Regla practicada por los religiosos de Vadstena se remonta a una de las primeras revelaciones de Santa Brígida, poco después de la muerte de su esposo Ulf Gudmarsson.
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Los monasterios de Santa Brígida pronto se extendieron en toda Europa. En el período de la reforma la Orden fundada por S. Brígida sufrió un descenso en su difusión y comenzó un lento declive en varios países, entre ellos Italia. Santa María Elisabeth Hesselblad, luterana sueca, que se convirtió a la fe católica en América en 1902, implementó un retorno al espíritu de la Regla de Santa Brígida. Comenzó su vida brigidina en Roma en 1911, permaneciendo fiel a la antigua tradición brigidina por el aspecto contemplativo, la celebración solemne de la liturgia, la vida apostólica y el compromiso por la unidad de la Iglesia.
Desde Roma, la nueva Fundación se ha extendido a los siguientes Países, además de Italia: Suiza, Suecia, Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Estonia, Polonia, Alemania, Holanda, India, Palestina, Israel, Filipinas, Indonesia, Estados Unidos, México y Cuba Hoy la Orden cuenta con 57 casas y cerca de 600 religiosas. Santa María Elisabeth Hesselblad murió en Roma el 24 de abril de 1957, fue beatificada el 9 de abril de 2000 y canonizada el 5 de junio de 2016.